Este fin de semana se celebraron, en Cabana de Bergantiños, unas jornadas en las que se analizaron las posibilidades de la Costa da Morte para la acogida de turismo ornitológico.
Sin duda una interesante iniciativa, muy exitosa en cuanto a asistencia y con conferencias y conferenciantes de mucha calidad.
Allí nos hemos juntado un buen grupo de gente procedente no sólo de Galicia, y entre ellos bastantes “pajareros”.
Las ponencias se han elegido con mucho acierto, integrando perfectamente los diferentes puntos de vista, las diferentes vertientes de ese turismo ornitológico por el que aquí se quiere apostar.
En estos días las conclusiones que he extraído es que el turismo que debe buscar Galicia es un turismo activo, un turismo centrado en sus valores naturales y culturales (historia, arqueología, folclore, etnografía, arte…), hecho que parece asumido de manera generalizada. En cuanto al turismo ornitológico, la realidad es que existe un mercado bastante importante procedente de países como Inglaterra, Estados Unidos o Centroeuropa (países en donde la ornitología es muy popular y es practicada por multitud de personas), conformado por una impresionante cantidad de gente que se desplaza a nuestra península a observar aves, aunque, en buena lógica, esas personas buscan sobre todo “aves mediterráneas” (esteparias, rapaces y aves acuáticas). En este sentido, es cierto que en Galicia no contamos, en general, con aves tan espectaculares como esteparias o grandes rapaces eque abundan en zonas como por ejemplo Extremadura o Andalucía, así como tampoco esas enormes concentraciones de aves acuáticas que se pueden encontrar en grandes humedales como Doñana o el Delta del Ebro. Sin embargo, Galicia tiene otros valores que ofrecer, valores singulares, diferenciadores y muy notables, tanto para el turista “puramente ornitológico” como para el turista interesado más extensamente en la naturaleza y el patrimonio cultural. Para los primeros lo más atractivo viene dado en buena medida por la ubicación geográfica d Galicia, y entre los más destacable están la importancia de la costa gallega para la migración de aves marinas, cuya observación resulta impresionante en otoño, la aparición regular de “rarezas” neárticas o la enorme diversidad de especies derivada de esa situación biogeográfica que permite la coexistencia de especies mediterráneas con especies eurosiberianas. Eso es lo que habitualmente vendrían buscando los turistas puramente ornitológicos, es decir, las persnas que vienen exclusivamente a observar aves. En este sentido, quizás probablemente el "consumidor" de turismo ornitológico en Galica proceda, en su mayor parte, de la propia Penínsuala Ibérica. Por su parte, los turistas que en un momento dado pueden disfrutar con la observación de aves pero que el objetivo de su viaje no es ese en exclusiva, sino conocer el patrimonio cultural y paisajístio en general, en Galcia y en esta zona en particular contamos con elementos singulares muy destacados, que ya hace unos años que se ha asumido y se están potenciando (arqueología, historia, folclore, gastronomía, paisaje, etnografía…).
En el marco de estas jornadas el Ayuntaniento de Cabana de Bergantiños brindó un homenaje a José Luis Rabuñal, un ornitólogo que lleva más de una veintena de años estudiando las aves del estuario del Anllóns y la laguna de Traba, visitando estos espacios de forma sistemática y efectuando eneste tiempo cerca de 3000 visitas a cada uno de estos dos espacios. José Luis es, sin duda, unos de los ornitólogos más experimentados y con mayor nivel de la Península Ibérica y, con toda seguridad, de Europa. Yo lo he conocido ya hace unos cuantos años, concretamente en febrero de 1997 (¡como olvidar es fecha!) y siempre he sentido una profunda admiración hacia él, tanto en su faceta de ornitólogo como en su faceta de persona. El homenaje ha consistido en la inauguración de un observatorio en la orilla del estuario que lleva su nombre (y que el mismo ha inaugurado en este día ante todos los presentes) y una cena en su honor a la que acudimos un buen número de personas. Esta cena, en la que la menos yo me lo pasé bomba, sirvió para poner el broche de oro a unas jornadas en las que he aprendido muchas e interesantes cosas, he pasado estupendo msomentos junto a buenos amigos y he conocido a varias entrañables personas.
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